La vergüenza del parany

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Petirrojo capturado en un parany

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Una curruca -ave insectívora protegida- es sacrificada por un paranyer tras su captura

 

Pocas prácticas de caza hay más crueles e indignantes que el parany. El parany («trampa» en valenciano) es un árbol o grupo de árboles (típicamente un algarrobo) en los que se ponen montones de varillas impregnadas de liga, una sustancia tan pegajosa que cuando los pajarillos se posan en el árbol, las plumas se les quedan pegadas de tal forma que son incapaces de remontar el vuelo y quedan inermes a merced del propietario del parany. Muchas de ellas directamente caen al suelo que normalmente ha sido limpiado de todo obstáculo e incluso enlosado para que ningún pájaro se pueda escabullir en la maleza. Por desgracia muchas no mueren en el momento, sino que sufren una larga agonía hasta que llega el «cazador» y les rompe el pescuezo o les aplasta la cabeza. Literalmente.

Antiguamente, el cazador pasaba toda la noche en el parany, porque tenía que reclamar a las aves migrantes -muchas especies migran de noche- con un silbato para que bajaran a su árbol. Hoy día usan reproductores automáticos que pueden estar funcionando días enteros. Simplemente el paranyer se acerca cuando tiene un rato para recoger su macabra cosecha sin ningún esfuerzo.

En muchos puntos del Mediterráneo se empleaba la liga combinada con reclamos para capturar aves migratorias, pero en ninguna parte se ha alcanzado el grado de sofisticación del parany. Los árboles son podados y preparados durante años, se vallan y se limpian para facilitar la recogida de las aves, y muchos de ellos tienen cabañas o incluso casitas adosadas, con la cocina preparada para freír los zorzales y otras aves capturadas. Son los zorzales o tordos (aves de tamaño medio de la familia del mirlo) el objetivo de los paranyers. Los zorzales son aves cinegéticas en la legislación española, es decir, se puede permitir su caza, pero en realidad en la trampa caen muchos otros ejemplares de especies protegidas, especialmente insectívoras como el petirrojo, la curruca capirotada, los colirrojos, etc., etc. En este espeluznante video de SEO/BirdLife se puede visionar cómo funciona un parany.

Caza ilegal de aves: parany

En todo caso, el parany, como tantos otros artilugios empleados para matar animales en masa, está prohibido por la legislación europea desde 1979, precisamente por ser un método de caza masivo y no selectivo. El paranyer no puede controlar que en su trampa caigan especies protegidas. En consecuencia, los paranys deberían haber desaparecido de nuestros campos cuando España entró en la Unión Europea, en 1986. Pero todavía quedan unos cuantos centenares activos, sobre todo en Castellón, pero también en el sur de Cataluña, donde los llaman «barracas» (ver aquí un mapa: http://www.accioecologista-agro.org/paranymaps/map.php)

Lógicamente, el parany está prohibido también por la legislación española desde el año 1989, y los ecologistas llevamos luchando años para que se erradique esta práctica cruel y vergonzosa. Pero las autoridades valencianas (y hasta hace poco también las catalanas) nunca han ejercido de tales en esta cuestión, y han adoptado una posición permisiva y prevaricadora que raya en lo criminal. Así, se negaron a prohibir esta práctica durante años, y de hecho daban cientos de permisos apoyados en la tradicionalidad del método. Pero la tradición no es un motivo legal para exceptuar esta práctica y en consecuencia un tribunal detrás de otro han ido condenando la práctica del parany, desde Bruselas al Supremo, pasando por los tribunales valencianos e incluso el Constitucional.

Así que llegamos a 2013, pleno siglo XXI, con el parany prohibido y condenado por todas las instancias jurídicas europeas y nacionales. Y entonces los paranyers, desesperados por no poder seguir matando pájaros, presionan a la Consellería del ramo hasta que a ésta se le ocurre realizar un «estudio científico» de las aves migratorias mediante el empleo del parany.  No se puede caer más bajo. La reacción ecologista no se ha hecho esperar (ver por ejemplo, http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/10/19/valencia/1382208848_143675.html). También ha sido contundente, la de los investigadores en aves migratorias que han negado en distintos escritos que el parany tenga ningún interés científico: http://www.seo.org/2013/10/14/investigadores-y-docentes-de-las-universidades-de-valencia-y-zaragoza-contra-la-practica-del-parany/

No es la primera vez que prácticas cinegéticas abusivas o incluso abiertamente ilegales intentan burlar la legislación europea a través de todas las artimañas posibles, incluidos supuestos estudios científicos. Lo hemos visto con el caso de la caza de palomas en contrapasa en Euskadi y Navarra (en el paso primaveral, prohibido por la Unión Europea), que llevó a la condena por prevaricación del diputado foral correspondiente en Bizkaia, o de los lobos al sur del Duero, o la polémica de la caza en parques nacionales bajo el subterfugio del control de poblaciones. Realmente es extraordinario el despliegue que desarrollan algunos estamentos de cazadores en los países mediterráneos para intentar por todos los medios cambiar o sortear los impedimentos legales a su matanza. Es esta una diferencia cultural muy importante de España, Francia o Italia respecto a países como Alemania, Gran Bretaña, Holanda o EEUU, donde la conservación de la naturaleza tiene la máxima importancia social. Una diferencia además que nos avergüenza a los ecologistas del sur ¿Seremos capaces algún día de cambiar el «Ave que vuela a la cazuela» por «Ave que no has de cazar, déjala volar»?

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2 thoughts on “La vergüenza del parany

  1. Pingback: EQUO dice NO al maltrato animal | Equo Extremadura

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