Y ahora los parques nacionales…

Cabaneros

Una imagen clásica de la raña de Cabañeros, el «Serengeti» español

Es la penúltima vuelta de tuerca del gobierno del Partido Popular contra el marco legislativo básico de protección del medio ambiente que existía en nuestro país. La «contrarreforma ambiental» de Cañete.

Primero fueron las leyes que más «estorbaban el desarrollo económico», tal como lo entienden ellos, la de Costas y la de Evaluación de Impacto Ambiental. No puede ser que unas «plantitas» o unos «bichitos» protegidos impidan los desarrollos urbanísticos, o infraestructuras tan necesarias como el puerto de Granadilla o el aeropuerto de Ciudad Real. Después había que afianzar el trasvase del Tajo, nada de chorradas ecologistas ni de directivas marco. Y ahora le toca a los Parques Nacionales, que no puede ser que un espacio protegido impida que determinados empresarios sigan cazando en los santuarios naturales de este país. No será lo último, la nueva ministra ya ha anunciado que después de esta vienen las reformas de las leyes de Montes y de Patrimonio Natural y Biodiversidad.

La verdad es que en mi carrera he conocido ministros y ministras malos para el medio ambiente e incluso malvados -de estos solo uno, pero valía por varios-. Pero ninguno de ellos llegó a realizar semejante desmantelamiento legislativo, así que tendré que volver a cambiar mi escalafón de ministrables odiosos.

Pero examinemos un poco más de cerca esta reforma de la ley de Parques Nacionales, porque es sintomática de cómo este Ejecutivo afronta las reformas legales para beneficiar a los amigos que les financian las campañas electorales.

La Ley de la Red de Parques Nacionales se aprobó en 2007 tras una sentencia del Tribunal Constitucional que decretaba que la gestión de los mismos debía ser realizada por las Comunidades Autónomas, y que el Estado debía ceñirse a cuestiones de coordinación general de la Red. Aquella sentencia no fue del gusto de las organizaciones ecologistas y conservacionistas, pero ante el Constitucional poco se puede hacer, así que finalmente se elaboró una ley de compromiso que se aprobó por unanimidad de todos los grupos políticos presentes entonces en el Congreso, y con el acuerdo de las ONG ecologistas representadas en el Consejo de la Red de Parques. Algún mérito debía tener.

Entonces ¿por qué reformar una Ley tan joven y que se aprobó con tan grande consenso? Evidentemente no todo el mundo estaba contento. La Ley decretaba un plazo de 2017 para acabar con los usos humanos preexistentes en los parques que fueran incompatibles con la conservación de los ecosistemas. Y entre estos usos está, por supuesto, la caza. Así que 2017 es el plazo establecido para que la caza y otras actividades dañinas para los ecosistemas según la Ley desaparezcan de todos nuestros parques nacionales.

Y aquí está el quid de la cuestión: con los amigos nos hemos topado. En algunos parques, particularmente en Monfragüe y en Cabañeros, se han seguido celebrando monterías de caza mayor, concretamente ciervos y jabalíes, en fincas propiedad de algunos de los empresarios más relevantes de este país. La lista es mucho más larga, pero destacan aquí los nombres de Alberto Alcocer, Alberto Cortina, Alejandro Aznar, Mónica Oriol, Juan Abelló, y muchos más. Algunos de ellos son abiertamente hostiles a los parques nacionales desde su creación y parece que ahora se pueden salir con la suya.

Así que sus amigos del Partido Popular en el Senado les han preparado una enmienda que les permitiría continuar cazando mientras ellos no se avengan voluntariamente. Un auténtico descalabro legislativo digno de La Escopeta Nacional de Berlanga. Porque no olvidemos que al actual director de Parques Nacionales, Basilio Rada, le «pillaron» cazando en la finca que Alberto Alcocer tiene en el propio parque nacional de Cabañeros. Y meses después comienza una reforma de la Ley que a última hora incluye una enmienda que les permitirá a «los Albertos» seguir cazando sine die dentro del Parque Nacional.

Queda poco más de un año de legislatura y está claro que en este tiempo el Partido Popular tiene que pagar todos los inconfesables favores que habrá recibido para llegar al poder. Así que, fuera caretas. Prepárense para las que puedan venir en los meses venideros.

Share Button