Todos los años desde 1970, el 22 de abril se celebra el Día de La Tierra, pero este año 2019, coincide con un gran movimiento juvenil por el clima, que viene reclamando a los políticos y gobernantes de todo el planeta más acción y menos palabrería en la lucha contra el cambio climático y la contaminación ambiental.
En España coincide además con una campaña electoral a cara de perro, donde venía aflorando cierto discurso verde, al menos en algunos partidos, que de repente hablan de conceptos y propuestas como el Green New Deal (ya propuesto hace diez años por el Partido Verde Europeo), la transición ecológica o la descarbonización de la economía. Parecía que por fin las demandas ecologistas se abrían camino en el discurso de los grandes partidos, un síntoma de que algo puede cambiar, al menos en una parte del espectro político.
Sin embargo, a la hora de la verdad, cuando los cuatro partidos principales de ámbito estatal se preparan para debatir en Televisión Española sobre sus propuestas para el futuro, ninguno de los cuatro bloques temáticos que se han acordado previamente se va a destinar a discutir sobre la crisis global que está llevando a la juventud a las calles cada semana. De nuevo nos encontramos con el habitual y archimanido debate sobre políticas económicas, sociales y territoriales sin mención al gigantesco problema planetario que está haciendo tambalearse nuestro opulento modo de vida.
Me parece triste que la televisión pública de nuestro país deje pasar una oportunidad así para que los grandes partidos se retraten y debatan s0bre uno de los más grandes desafíos de nuestro tiempo. Sobre todo, porque un somero examen de los programas electorales trasluce grandes diferencias conceptuales entre la derecha defensora del «business as usual», y las opciones progresistas que parecen empezar a ser conscientes de la imperiosa necesidad de hacer caminar nuestra economía por una senda diferente. Sería tremendamente esclarecedor preguntarles a los grandes líderes nacionales de los partidos cómo van a enfrentar esa descarbonización de la que ahora habla hasta Pablo Casado. O cuáles son sus propuestas de fiscalidad verde para luchar contra la contaminación y favorecer una economía circular.
Es triste que, cuando algunos políticos empiezan a afrontar el desafío ecológico, los medios de comunicación lo soslayen y vuelvan a organizar un debate para lo de siempre, dejando de lado una cuestión tan fundamental. Porque no habrá democracia, ni empleo, ni bienestar, ni política territorial en un planeta muerto. El cambio climático es mucho más que hablar del tiempo, la gota fría y los icebergs de la Antártida. También es política. Lo verde tiene que ser algo más que un adorno en los programas electorales, especialmente cuando nuestro país va a ser afectado muy duramente por el calentamiento global. Ahora que el mensaje cala en algunos partidos sería el momento de que los grandes medios de comunicación incidieran de verdad en el tema.
Ojalá esta noche alguno de los candidatos a la presidencia del Gobierno enarbole seriamente lo que proclaman sus programas electorales. La juventud estará pendiente de ello.