El medio ambiente es uno de los grandes abandonados por el Partido Popular en la Comunidad de Madrid. Y este abandono se refleja perfectamente en tres aspectos fundamentales para la vida, salud y bienestar de la ciudadanía: los residuos, la contaminación atmosférica y los espacios naturales.
La gestión de los residuos se encuentra en un estado lamentable, con un 73% de los residuos urbanos yendo a los vertederos y estando la mayor parte de estos al borde de su colmatación. Se trata además de un sector prioritario para los ayuntamientos que necesitan una política autonómica revisada que está anunciada pero que no llega nunca. Y no son solo los residuos domésticos. Los residuos de construcción y demolición (vulgo escombros) y los residuos industriales y peligrosos se encuentran en un descontrol considerable. La proliferación de escombreras y vertederos ilegales, o los accidentes del vertedero ilegal de neumáticos de Valdemoro o la explosión en Arganda el mes pasado, que estuvo a punto de costar víctimas mortales, son un síntoma clarísimo de que tenemos una región enferma en este sentido. Por ello postulamos una estrategia de residuos acompasada a las peticiones del movimiento ecologista: objetivo residuos cero, con un no rotundo a nuevas instalaciones incineradoras, y un enfoque centrado en la prevención y en la recogida separada en origen de la materia orgánica, con nuevas infraestructuras capaces de absorber el reciclado de los biorresiduos.
En materia de calidad del aire y cambio climático impugnamos el Plan Azul + del Gobierno que no ha servido para reducir las emisiones ni para mejorar los niveles de contaminación. Antes al contrario se dedican a hacerle oposición al Ayuntamiento de Madrid en esta materia. Por eso hay que apostar por acciones coordinadas con los grandes ayuntamientos de la región en materia de energía y movilidad. Entre ellas está la exigencia de la puesta en marcha de un nuevo plan energético autonómico que abra la puerta al autoconsumo y al fomento de la energía fotovoltaica. También iniciativas legislativas y presupuestarias en defensa de una movilidad más sostenible, en especial el apoyo al transporte colectivo, la bicicleta y a los vehículos eléctricos.
Finalmente se debe dar mayor continuidad y solidez a las políticas de conservación de la biodiversidad y los espacios naturales, lo que seguramente requiera iniciativas parlamentarias de carácter legislativo. El Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama y los tres Parques regionales existentes deben ser el armazón, la infraestructura verde sobre la que se debe construir una Red Natura 2000 interconectada y resiliente que supone el 43% de la región y que además de permitir la supervivencia de la rica biodiversidad madrileña, con especies tan emblemáticas como el águila imperial ibérica, el buitre negro, el lince o el lobo, que sea también una fuente de recursos naturales básicos para el área metropolitana (naturaleza, agua y aire limpios) y constituya el motor de un nuevo modelo de desarrollo de las áreas rurales del norte, oeste y este de la región. A ello se puede sumar la defensa y restauración de los ríos y riberas de la región, en un estado de conservación muy precario en la actualidad, que junto a la red de vías pecuarias y los corredores naturales constituirían esa red de infraestructuras verdes que permitan a la ciudadanía un contacto directo con la naturaleza y nuevas oportunidades de empleo.
Estas tres propuestas ambientales, estrategia de residuos, política de contaminación y cambio climático y red de infraestructuras verdes basada en nuestros espacios protegidos, no solamente proporcionarían un medio ambiente más sano para todos los madrileños, sino que repercutiría en la apertura de nuevos yacimientos de empleos verdes, tantas veces prometidos y nunca realizados.