El gobierno al rescate de las multinacionales

Decía en mi último post sobre los parques nacionales, que permitir la caza en determinadas fincas de Cabañeros no puede entenderse más que como un intercambio de favores entre el gobierno y sus amigos empresarios y terratenientes. Entre los favorecidos más destacados por la enmienda introducida a última hora en el Senado están los Albertos, propietarios del 12,5% de ACS.

La empresa presidida por Florentino Pérez, que posee otro 12,5%, justamente es la gran beneficiada por el «pelotazo» de la semana. Ha recibido nada menos que 1.350 millones de euros por renunciar a construir un proyecto -el almacén submarino de gas Castor- que ha resultado un auténtico fiasco y ponía en peligro la integridad del litoral de Castellón y Tarragona. No parece que el riesgo empresarial figure en el vocabulario de Florentino, especialmente cuando sus apuestas las cubre el gobierno con presteza. Porque parece que lo lógico, antes de pagar ese dineral, es que el gobierno hubiera buscado dónde están las responsabilidades de este multimillonario fracaso; quién realizó los estudios de viabilidad y construcción, quién firmó las autorizaciones correspondientes y cómo se llevaron a cabo las perforaciones. Digo yo que 1.350 millones merecen una «pequeña» comisión de investigación.

Pero es ya a todas luces evidente que lo último en lo que piensa este gobierno es en defender el interés general de la ciudadanía. Hay antes de eso muchos favores que pagar.

La semana termina con la imagen de las lanchas de Greenpeace abordadas por las patrulleras de la Armada, mientras intentaban protestar, tan pacíficamente como siempre, contra el proyecto de prospecciones petroleras de Repsol. Un proyecto repudiado por el pueblo canario, tanto en las calles como a través de sus instituciones democráticas, que han llegado a pedir la celebración de un referéndum en las islas que por supuesto ha sido despreciado por el gobierno. Desprecio a la voluntad popular y apego a la multinacional Repsol; hasta el punto de poner a su servicio a las fuerzas armadas, causando heridas graves a una joven italiana. De nuevo el uso desproporcionado de la fuerza -ahora ya militar- contra las protestas pacíficas de los ciudadanos. De nuevo las lanchas de Greenpeace defendiendo a un pueblo frente al establishment petrolero patrocinado por un gobierno que vive de espaldas a sus propios ciudadanos. Pero hoy no hablamos de Rusia, sino de Soria y de Rajoy.

No se puede caer más bajo. El gobierno de Rajoy es ya como un personaje de película americana. El paradigma del político que defiende los intereses de las grandes empresas aunque eso le cueste la antipatía y la indignación de sus compatriotas. ¿A cambio de qué? ¿De empleo? ¿O de suculentos donativos para las campañas? ¿ O quizás de futuros puestos en consejos de administración?

 

 

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