La intermodalidad: (otra) asignatura pendiente de la administración Cifuentes en movilidad

Por María Acín y Alejandro Sánchez Pérez*

Artículo publicado en el diario Público el 29/04/2018

 

Si hacemos un balance de lo que ha supuesto la gestión de la Administración Cifuentes para la movilidad de la Comunidad de Madrid en estos tres años, sólo podemos hablar de dos elementos de los que la ya ex-Presidenta se ha venido vanagloriando: la creación del Abono Joven y la congelación de las tarifas. En tres años, las únicas medidas que la Administración Cifuentes ha tomado han sido de carácter administrativo. Ni una sola medida ha tenido que ver con la vertebración, la estructuración o la planificación en la propia malla de transportes de la Región.

 

Son muchos los elementos sobre los que la Comunidad de Madrid podría haber incidido para mejorar la movilidad de los madrileños y madrileñas, sin duda un factor clave además en términos de reducción de la contaminación y mejora de la salud. Una de las piezas básicas en una red de transportes compleja es sin duda el fomento de la intermodalidad, es decir, la combinación de diferentes modos para la realización de un único viaje, de tal forma que éste resulte ventajoso en términos de eficiencia y de accesibilidad. Este uso combinado entre diferentes modos de transporte está muy generalizado en nuestra región, motivado por su estructura, el desequilibrio norte-sur en los movimientos del domicilio al trabajo, los desarrollos urbanísticos alejados de los núcleos poblacionales y el aumento en el uso de modos menos contaminantes como la bicicleta.

 

Para facilitar y fomentar la intermodalidad, es imprescindible fortalecer la infraestructura que la materializa físicamente. Concretamente, es importante reforzar el papel de los grandes intercambiadores de transporte como puntos neurálgicos donde confluyen distintas líneas de autobuses urbanos e interurbanos, Metro y Cercanías, y favorecen la rapidez y la seguridad en el transbordo de unas líneas a otras. En este sentido, la ciudad de Madrid cuenta con cinco grandes intercambiadores dependientes del Consorcio Regional de Transportes de la Comunidad de Madrid: Plaza Elíptica, Plaza de Castilla, Moncloa, Avenida de América y Príncipe Pío que  tienen un papel clave en la consolidación de una red de transporte colectivo realmente integrada en la ciudad. Sin embargo, a causa de los recortes en 2013 estos intercambiadores sufrieron una “racionalización” de horarios y se impuso su cierre a partir de las 12 de la noche, mucho antes del horario de cierre del Metro, pero también antes de los últimos servicios de autobuses, de tal forma que unas infraestructuras vitales para la intermodalidad quedan desaprovechadas justamente en una franja horaria que las hace aún más útiles como refugio ante las inclemencias meteorológicas y para incrementar la seguridad de los viajeros.

 

Pero es que además, el propio Plan Estratégico de Movilidad Sostenible de la Comunidad de Madrid (PEMS, 2013-2025), olvidado en un cajón de la Consejería de Transportes hasta que desde la oposición les obligamos a desempolvarlo, defiende sobre el papel el fomento de la intermodalidad y, de hecho, habla de un Plan de Intercambiadores de la ciudad de Madrid, complementado con una corona exterior donde se situarían unos aún inexistentes Intercambiadores Comarcales. Estos últimos, situados a unos 20-30 km del borde urbano de la capital, se configurarían como una nueva pieza intermodal que, atendiendo las necesidades de usuarios y operadore, permitiera una mayor disuasión del uso del vehículo privado para acercarse a la capital, están los grandes intercambiadores de transporte y las áreas intermodales.

 

Por todo ello, desde el Grupo Parlamentario Podemos y en coordinación con el Grupo Municipal de Ahora Madrid, hemos desarrollado una propuesta de fomento y refuerzo de los intercambiadores de transporte, exigiendo la puesta en marcha del previsto Plan de Intercambiadores Comarcales de la Comunidad de Madrid previsto por el PEMS 2013-2025), y la ampliación de los horarios de los grandes intercambiadores urbanos de la ciudad de Madrid hasta el horario de cierre del Metro. De esta manera se refuerza su papel de nodo del sistema de transporte, también durante la noche, contribuyendo a una homogeneidad informativa, y una lógica de servicio más eficiente. Además, con este fin, el Ayuntamiento de Madrid ha aumentado su aportación al Consorcio de Transportes en un 350% desde el año 2016 en este capítulo, pasando de 6,4 millones de euros a más de 22.

 

Desgraciadamente, estaba previsto debatir estas propuestas en el pleno de la Asamblea de Madrid de esta semana, que ha sido anulado a causa de la dimisión de Cristina Cifuentes. Un atropello sin precedentes a la cámara de los representantes de los ciudadanos que ya estaba convocada en tiempo y forma, y fuera de todo sentido común que señala que una asamblea legislativa debería ser independiente de los avatares del Gobierno de turno. Pero el Partido Popular y Ciudadanos han puesto, una vez más, las instituciones a su propio servicio. La normalidad democrática, la gestión y la política de lo cotidiano, de las medidas que pueden mejorar la vida de los madrileños y madrileñas, tanto tiempo aparcadas durante la crisis de gobierno derivada del máster de la señora Cifuentes no pueden seguir esperando más.

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