Guadarrama, un parque de mínimos

Los pinares de Valsaín, Siete Picos y la Mujer Muerta

Parece que finalmente tendremos un Parque Nacional en la Sierra de Guadarrama. Eso sí, será un parque de esos para figurar en los carteles, que no comporte muchos problemas de gestión, ni «mamandurrias» proteccionistas de esas que tanto incomodan a los alcaldes. Las comunidades de Madrid y Castilla y León han pactado finalmente un parque de mínimos que abarca terrenos públicos que ya estaban igualmente protegidos de una forma u otra, hasta el punto que han tenido que precisar su nombre añadiendo «de las cumbres». Lo contrario habría sido casi un fraude, pues la sierra es mucbo más que lo que este parque abarca.

Para empezar se han dejado fuera dos de las zonas ecológicamente más valiosas del Guadarrama, el pinar de los Belgas, en el municipio de Rascafría, en la vertiente madrileña, y los de Valsaín en la vertiente segoviana. Teniendo en cuenta que los pinares de pino silvestre (o pino de Valsaín) son uno de los hábitats más característicos del Sistema Central, y que estos concretamente están en excelente estado de conservación y albergan una extraordinaria población de rapaces, incluida una de las colonias de buitre negro (Aegypius monachus) más importantes del planeta, la exclusión de estas zonas del proyecto de parque nacional deja traslucir bien a las claras la intención del gobierno de estas comunidades autónomas de acceder a los beneficios de tener un parque nacional pero no asumir ninguno de sus posibles inconvenientes u obligaciones. ¿Que cuáles son esos inconvenientes?El primero y principal que ambos pinares son objeto de explotación comercial. Una excusa como otra cualquiera. La actividad de ambas serrerías es testimonial y además en el caso de Valsaín de titularidad pública, por lo que con un  poco de voluntad se podría reconvertir en poco tiempo. El pinar de los Belgas es privado, pero claro candidato a una adquisición por motivos conservacionistas. Pero es que en todo caso pienso que el Parque Nacional podría perfectamente soportar un cierto nivel de explotación de estos pinares, destinado al mantenimiento en buen estado de las propias masas, los oficios tradicionales relacionados con la madera y la educación ambiental, pero siempre bajo el control público del Parque Nacional. En Doñana se explotan los piñones y se han cortado miles de pinos, se pescan las coquinas y se matan jabalíes. Casi lo mismo se puede decir de cada parque nacional (salvo lo de las coquinas). Y casi nadie pretende tener en España parques nacionales tipo americano, donde el ser humano prácticamente no interviene salvo para acampar y hacer fotos. Lo de Madrid y Castilla y León me parecen excusas y falta de imaginación e interés por la conservación. Y en todo caso, que una finca propiedad del Organismo Autónomo de Parques Nacionales no pase a formar parte del Parque Nacional sería surrealista.

Lo que buscan estas comunidades son claramente los beneficios de la etiqueta. Especialmente Madrid, que hasta ahora estaba al margen de la red de Parques Nacionales. El primero y principal, el marchamo turístico para la zona. Indudablemente, los chalets se revalorizan si tienen vistas al Parque Nacional. Igual las empresas de turismo activo y de naturaleza, y muchas otras actividades del sector turístico. El segundo, y ahora secundario a causa de los recortes, pero que puede esperar a tiempos mejores, el acceso a presupuestos estatales destinados a la red de parques nacionales.

Los defensores a ultranza del parque nacional argumentan que más vale empezar con una parte del territorio aunque la delimitación no sea perfecta, que ya llegarán las ampliaciones que lo vayan mejorando. Lo cierto es que la historia les da la razón. Muchos de los parques nacionales actuales fueron declarados originalmente sobre superficies mucho más pequeñas que las actuales, habiendo luego sido ampliados sucesivamente. Los ejemplos de Picos de Europa (antes solo Montaña de Covadonga), Ordesa y Monte Perdido (que empezó con el cañón de Ordesa), Cabañeros o Doñana son bastante ilustrativos de este fenómeno. Pero no es menos cierto que para llegar a esta propuesta de mínimos no hacía falta discutir durante más de diez años, desde la primera propuesta que lanzó el entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón. Recuerdo que entonces se hablaba de 100.000 hectáreas protegidas, solo en Madrid. La propuesta aprobada por el Consejo de Ministros el pasado viernes no llega a 34.000 entre las dos regiones. Después de diez años de estudios y negociaciones. Ridículo.

 

Lo más preocupante del futuro parque es el estrangulamiento que le provocan las estaciones de esquí de Navacerrada y Cotos, instalaciones claramente perjudiciales para el entorno natural y muy conflictivas a la hora de gestionar los espacios protegidos anejos, como demuestra la conflictividad de la de Sierra Nevada con su respectivo Parque Nacional. Creo que la Ley del Parque debe incluir disposiciones que claramente establezcan la prevalencia del interés general que supone la gestión del parque nacional frente al interés particular de gestión de una estación invernal. Debería establecerse también una transitoria que obligue a las estaciones a adaptarse a las prescripciones que se le puedan dictar desde parques nacionales para mejorar la compatibilidad de su actividad con los fines y objetivos del parque.

Afortunadamente, algunas cosas ya han sido modificadas antes de llegar a las Cortes. La tramitación previa ha sido tan lenta que le ha dado tiempo a los tribunales a corregir el PORN parcialmente a instancias de Ecologistas en Acción que había denunciado que este proyecto reduce el estatus proteccionista de algunas zonas del futuro parque. Inaudito. Que la justicia gane en velocidad a la administración ambiental madrileña es la demostración palpable del desinterés con el que se ha acometido este parque nacional.

Pero en fin, bien está lo que bien acaba. Al parque le queda la tramitación parlamentaria, en la que se podría intentar mejorar la delimitación y el planeamiento. De hecho, el ministro Cañete les prometió a las ONGs que el proyecto final incluiría una parte sustancial del monte de Valsaín, que reitero que ya es de propiedad estatal. Veremos si cumple su palabra.

 

 

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3 thoughts on “Guadarrama, un parque de mínimos

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  2. Estimado Alejandro, creo que nada tiene de extraño que la creación de nuestros parques nacionales dejen mucho que desear. Siempre ha sido así. En Picos de Europa hay más de 80 kilómetros de pistas forestales, por lo que las molestias a las aves rapaces son constantes. Doñana está cada vez más deteriorado. Con las Tablas de Daimiel casi todo el mundo sabe lo que pasa. Concluyendo, somos el país de Europa con mayor biodiversidad, pero también el que peor trata a su naturaleza. Deberíamos mirarnos en el espejo de Inglaterra, en donde hay un gran respeto por la naturaleza, tal vez porque habían llegado a un punto en que casi lo pierden todo y entonces se dieron cuenta de que sin una naturaleza sana no es posible la vida de las personas. En España, por desgracia, priman los intereses económicos privados sobre los públicos, los manipuladores casi siempre triunfan sobre las aspiraciones del pueblo llano. Además, la razón parece estar siempre del lado del más fuerte. Por otra parte, una buena parte de la gente no tiene ni la más mínima idea de lo que significa la biodiversidad y la conservación de ésta, y casi nadie estaría dispuesto a perder dinero en pro de la conservación de la naturaleza. Pero el fútbol que no se lo toquen. Así las cosas, el señor Cañete lo tiene fácil: seguir cediendo poder a los manipuladores de siempre, a las presiones de los cazadores y a los grandes negocios de la madera, entre otros. Nuestra pobre fauna vive en cercas cada vez más pequeñas, arrinconada para satisfacer nuestros malsanos caprichos. Recordemos que la mayoría de nuestros queridos ministros son o han sido ávidos cazadores.

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